Foto: Tamar Levine & Rob Sheridan
Vuelvo al maravilloso Bill Bryson y su fantástica Una Breve Historia de Casi Todo y empieza en el capítulo 24, “Todo empieza con una sola célula. La primera célula se divide para convertirse en dos, estas dos se convierten en cuatro y así sucesivamente. Justo después de 42 duplicaciones, tienes 10.000 billones (10.000.000.000.000.000)”. Aunque aclara que en realidad perdemos muchísimas células en el proceso de desarrollo, así que el número con que nacemos no es más que una conjetura. Y yo con esta entrada solo quiero vociferar que no nos conocemos, casi-casi nada. Esa cantidad aproximada –de células- nos hace SER. Y, ¿qué sabemos y entendemos de todo eso? Cuando hablamos de nuestro organismo no llegamos a una comprensión ni superficial de lo que se cuece dentro. No quiero decir con esto, que por que esto sea así, de repente uno ya no pueda ni opinar acerca de nosotros y los otros. Pero si alertarnos y hacernos más conscientes de nuestra propia, dulce ignorancia. Y cuanto mas leo de todo esto, más reverencia me provoca la medicina. Se equivocarán de vez en cuando pero no me extraña con esta multitud de entes microscópicos haciéndonos. Y sigo con el capítulo 24 de Mr. Bryson:
“Y cada una de estas células sabe que perfectamente qué es lo que tiene que hacer para preservarte y nutrirte desde el momento de la concepción hasta tu último aliento. Tú no tienes secretos para tus células. Saben mucho más de ti que lo que sabes tú. Cada una de ellas lleva una copia del código genético completo (el manual de instrucciones de tu cuerpo), así que sabe cómo hacer no sólo su trabajo sino también todos los demás trabajos del cuerpo. Nunca en tu vida tendrás que recordarle a una célula que vigile sus niveles de adenosín trifosfato o que busque un sitio para el chorrito extra de ácido fólico que acaba de aparecer inesperadamente. Hará por ti eso y millones de cosas más.
Cada célula de la naturaleza es una especie de milagro. Hasta las más simples superan los límites del ingenio humano. Para construir por ejemplo, la célula de la levadura más elemental tendrías que miniaturizar aproximadamente el mismo número de piezas que tiene un reactor de pasajeros Boeing 777 y encajarlas en una esfera de solo cinco micras de anchura; luego tendrías que arreglártelas para convencer a la esfera de que debía reproducirse. Pero las células de levadura no son nada comparadas con las células humanas, que no son mas variadas y complejas, sino muchísimo mas fascinantes debido a sus enrevesadas interacciones.
Tus células son un país de 10.000 billones de ciudadanos, dedicados cada uno de ellos, de forma intensiva y específica, a tu bienestar general. No hay nada que ellas no hagan por ti. Te dejan sentir placer y tener pensamientos…
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