De modo que Ramtha pasó dos años enseñándome y guiándome en todo. Él estaba fascinado con mi estufa, ¿sabes?, yo tenía una estufa de gas. Y él estaba enseñándome algunas cosas de mecánica cuántica y de la naturaleza del Vacío, y subía el fuego de la estufa, y lo subía y lo bajaba, lo subía y lo bajaba. Le parecía sensacional tener una estufa, ¿sabes? Fuego, fuego instantáneo, y era azul. Él pensaba que eso era maravilloso.
El impacto que esto causó en mis hijos fue bastante drástico. Tengo dos hijos, dos varones con dos años de diferencia de edad. Y ellos siempre sabían que este ser estaba por ahí porque cuando eran pequeños tenían un amigo al que le llamaban “el fantasma”. Ambos veían a este personaje, y este personaje siempre les protegía. Y le habían puesto un nombre. Y dejaba huellas en la alfombra. Y nosotros decíamos, “que cosa más dulce, tienen su pequeño fantasma para ustedes solos, ¿sabes?, un fantasma para ustedes solos de más de dos metros de altura”.
Y cuando Ramtha empezó a enseñarme a salirme del cuerpo fue muy interesante, porque era como morir. Y él dijo: “esto es lo que vas a experimentar en el momento de la muerte”. Bueno, ¿qué harías tú? Si él viene y te dice: “vas a morir pero no te dolerá, y sólo va a ser un rato corto y luego vas a regresar”. ¿Confiarías en este tipo? Es como un anestesista: “Ahora vete a dormir y sé buena”. Ramtha dijo: “esto es lo que tienes que hacer”, y me dio unas palabras que tenía que decir y un punto de enfoque. Él trabajó conmigo y me decía: “Así es como yo acostumbraba a salirme del cuerpo. Así es como desarrollé esta camaradería con el viento”.
Y así llegaba a un punto y me enfocaba en un florero artificial de margaritas de plástico frente a mí en la mesa de café. Y yo estoy sentada en esta silla, y llegaba hasta este punto y no pasaba nada. Él dijo: “No tienes que aguantar la respiración para morir. ¿Por qué tienes que aguantar la respiración? No tienes que retener la respiración. No tienes que aferrarte a la silla. Sencillamente relájate”.
De modo que lo hice otra vez. Y entonces, de repente, estaba persiguiendo esa luz al final del túnel y este viento me pasaba silbando. Y el momento en el que me di contra esa luz que era tan brillante, me encontré contra una pared de luz. Y recuerdo que nunca vi a Ramtha pero recuerdo que me hablaba. Él estaba hablando, y era realmente hermoso y amoroso. Dijo: “Ahora, en este momento, tú eres tu verdadero yo. Este momento es quien tú realmente eres, y has dejado atrás a tu cuerpo”.
Y noté que en ese momento no tenía dolor, no tenía concepto de peso, no tenía concepto de dimensión porque no tenía cuerpo para definir la dimensión. Y noté que en ese punto no tenía miedo. Sentía como si este fuera el lugar más natural. Como un pez en el océano, sentía que este era mi océano natural. Y luego él me trajo de regreso y noté mi cuerpo; mi corazón estaba latiendo muy, muy rápido. Y noté que a mi cuerpo le tomó unos momentos calmarse -y se calmó- porque mientras yo no estaba, Ramtha puso su energía en el cuerpo. Lo usó durante cuarenta y cinco minutos. Y cuando lo dejó, yo me lo puse otra vez. De modo que eso inició esta increíble travesía con este profesor. Entonces la idea fue: “muy bien, ahora que te estoy enseñando a dejar tu cuerpo y que tú entiendes quién eres realmente, esto es lo que verdaderamente vamos a hacer”.
Ahora: yo soy una ama de casa que hace tartas de cereza y soy una madre tutora en la escuela de los niños. Tengo que asistir al fútbol y al béisbol todos los días después de la escuela. ¿Y ahora voy a canalizar para la gente? ¿Voy a morir para una audiencia? ¿Dónde voy a hacerlo?
Curación milagrosa
Entonces un día, estaba en el piso de arriba pensando en esto, cuando mi hijo Brandy llegó a casa. Ahora Brandy es el mayor. Se los voy a presentar luego. Él había desarrollado una reacción alérgica a la vida. Estaba en el sexto grado de la escuela. Él había desarrollado alergias, era alérgico a todo menos al agua. Es decir, hasta era alérgico a la mantequilla de maní o cacahuate. Le sacaron esa gráfica en la espalda donde hacen estoa pequeños cuadrados y donde raspan y ponen cosas dentro, y el doctor dijo: “Señora, aquí tenemos un verdadero problema. Este chico es alérgico a todo”. Así que a Brandy hubo que hacerle un suero especial que había que inyectarle dos veces por semana, y eran inyecciones sumamente incómodas.
Así que acababa de recibir una inyección y llegó de la escuela a casa cuando yo estaba a punto de intentar otra experiencia fuera del cuerpo en mi dormitorio. Y él entra a la casa corriendo y trae a un amigo consigo. Está muy molesto y está llorando porque ha tenido un ataque en la escuela y todos los chicos empezaron a burlarse de él. Y la cara se le hinchó muchísimo. Se le hincharon las manos y se puso rojo y le salió un sarpullido en todo el cuerpo, y entró al cuarto corriendo. Así que yo inmediatamente alzo el teléfono y voy a llamar al doctor. Y el Ram está parado en un rincón y dice: “No necesitas hacer eso. ¿Por qué no dejas que su Dios lo cure?”
¿Entonces qué haces? ¿Dejas a Dios o dejas al Dr. Quigley? ¿En quién confías más? Así que colgué el teléfono. Dije: “muy bien”. Así pues él estaba muy calmado y dijo: “haz que venga y se siente delante de ti”. Así que dije: “Brandy, ven aquí y siéntate”. Y de repente Brandy se tranquilizó mucho y se sentó. Tenía una carita de pastel y sus manos grandes, inflamadas. Y su amigo estaba detrás de él, mirando. Y yo solamente dije: “Ramtha dijo que cierres los ojos y repitas estas palabras”. Entonces puse mis manos encima de las suyas, y Ram me estaba hablando y me dijo qué decir. Y Brandy tenía un dolor tan grande que su aceptación era total, así que le di la oración. Él la repitió. Y cuando Brandy terminó y abrimos los ojos, en menos de un minuto su cara estaba normal y sus manos estaban normales.
Y fue tan impresionante para mí, no sabía lo que estaba mirando. Su amigo solamente decía una y otra vez: “Qué genial, eso fue genial, genial. ¿Cómo lo hiciste?” Y yo estoy allí sentada, no me lo puedo creer. Y él se levanta y me mira, se mira las manos. Y corre al espejo y se mira y empieza a gritar. Y está dando botes en la cama y hace una escena. Y yo no sé qué decir. Estoy tan agradecida y tan conmovida y tan atónita. Esto es mucho mejor que el Dr. Quigley, cualquier día de la semana.
En menos de un minuto, Brandy se curó de todas las alergias que tenía. Y ese milagro fue el momento decisivo de mi compromiso con Ramtha y con lo que fuese que él tuviera en vista para este trabajo. Y me gustaría presentárselos. Este es mi hijo Brandy. Muchos de ustedes lo van a reconocer. Acércate.
Estoy segura de que ustedes querrán hablar con él y confirmar esto, pero su milagro fue lo que me convenció de que fuera lo que fuera lo que estaba pasando en nuestras vidas, era algo hermoso y divino, y yo estaba lista para dedicarle mi vida. Y mi hijo está vivo y saludable hoy en día, no tiene alergias. Tiene algunas quejas, pero eso es todo. Así que estoy agradecida porque mi hijo está vivo hoy, y yo estoy aquí, y Ramtha está haciendo su Gran Obra. Así que quería que conocieran a Brandy.
—JZ Knight
Continuará…
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