Escrito por Lina Cristiano
Lo que voy a escribir a continuación es el resultado de una intensa indagación introspectiva, de mi investigación, enfoque terapéutico y humano de muchas de las afecciones físicas y emocionales que nos toca experimentar en el transcurso de nuestra vida, su trasfondo psicológico, emocional y espiritual, y léase muy bien que lo expongo desde mi particular punto de vista.
Muchas veces nos ha tocado ver expresadas físicamente nuestras emociones e inquietudes humanas, sin embargo, no siempre estamos dispuestos a comprender ni a descifrar el mensaje que nos quieren transmitir. Y resulta de vital importancia descifrar el lenguaje del Espíritu a través de las afecciones del cuerpo, que se expresa físicamente porque simplemente no lo hemos captado y comprendido por “motus” propio.
Es un hecho científicamente demostrado, que nuestro cuerpo como un sistema interconectado depende no sólo de un funcionamiento fisiológico idóneo sino que se ve clara e ineludiblemente afectado por nuestros pensamientos, sentimientos y creencias, por el modo de afrontar la vida con todo lo que ella pueda contener, por el modo de afrontar lo que sea que se nos presente, por el modo de interpretar situaciones estresantes y las consiguientes respuestas adaptativas y conductuales. Habría que considerar que cualquier evento en el que las demandas del ambiente agotan y/o exceden los recursos adaptativos de una persona, se desarrolla un proceso de estrés negativo que puede degenerar en una afección física ó enfermedad si no se corrige a tiempo el modo de interpretarla y afrontarla.
Uno de los factores que más destaca en las investigaciones como causa de las afecciones de pacientes coronarios es la hostilidad, el enojo, la intolerancia, la impaciencia y el desamor, la respuesta de un tipo de personalidad que convierte a la persona que la sostiene en vulnerable a este tipo de afecciones físicas.
El manejo de la ira es un tema que abarca muchos aspectos particulares de la historia personal del individuo. Sin embargo, hay recursos que son aplicables a todos los casos, a pesar de la experiencia personal y sus contenidos particulares. Esto hace que, sea en pacientes coronarios ó con cualquier otro tipo de afección física, además de la atención médica especializada, la asistencia psicológica y terapéutica se tornan indispensables en el proceso de recuperación y sanación integral.
Redefinir el modo cómo interpretamos lo que nos ocurre, redefinir el modo como nos vemos a nosotros mismos y a los demás, redefinir lo que la vida es y lo que hacemos de ella, intervenir en nuestro modo de vivir el día a día, puede marcar una notable diferencia en nuestra vida, en nuestras experiencias y en nuestro estado de salud integral. De nada sirve seguir un tratamiento médico rigurosamente, si no se aborda el ámbito psicológico, emocional y espiritual de lo que vemos manifestado físicamente a través del cuerpo, con el único y misericordioso objetivo de que nos decidamos a atender y resolver el ámbito emocional y espiritual que indiscutiblemente lo ha causado.
Una exhaustiva investigación acerca de los componentes tanto físicos como emocionales de la afección física en cuestión contribuye de manera vital a la sanación integral. La salud es un preciado tesoro que merece toda nuestra atención y cuidado, y es importante que se considere y entienda de manera integral, dado que su lenguaje no sólo es físico sino que nos remite a las profundidades de nuestro ser. Necesitamos una mejor disposición y apetura, necesitamos flexibilidad, necesitamos honestidad y humildad, necesitamos renunciar y ceder, necesitamos cambiar y corregir, necesitamos servirnos de sus mensajes para vivir una vida más plena, más digna y armoniosa.
Lina Cristiano Terapeuta/Coach
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