Amor y apego no siempre deben ir de la mano.
Los hemos entremezclado hasta tal punto, que ya confundimos el uno con el otro. Equivocadamente, entendemos el desapego como dureza de corazón, indiferencia o insensibilidad, y eso no es así.
El desapego no es desamor, sino una manera sana de relacionarse, cuyas premisas son: independencia, no posesividad y no adicción. La persona no apegada (emancipada) es capaz de controlar sus temores al abandono, no considera que deba destruir la propia identidad en nombre del amor, pero tampoco promociona el egoismo y la deshonestidad. Desapegarse no es salir corriendo a buscar un sustituto afectivo, volverse un ser carente de toda ética o instigar la promiscuidad. La palabra libertad nos asusta y por eso la censuramos.
Declararse afectívamente libre es promover afecto sin opresión, es distanciarse en lo perjudicial y hacer contacto en la ternura.
El individuo que decide romper con la adicción a su pareja entiende que desligarse psicológicamente no es fomentar la frialdad afectiva, porque la relacion interpersonal nos hace humanos .
No podemos vivir sin afecto, nadie puede hacerlo pero si podemos amar sin esclavizarnos. Una cosa es defender el lazo afectivo y otra muy distinta ahorcarse con él.
El desapego no es mas que una elección que dice a gritos: el amor es ausencia de miedo.
Un adolescente que habia decidido desprenderse amando, le envío una carta a su novia contándole la noticia, la cual ella devolvió en una pequeña bolsa de basura vuelta anicos. Citó a continuación un trozo de la misma: … Si estas a mi lado, me encanta, lo disfruto, me alegra, me exalta el espíritu; pero si no estas, aunque lo resienta y me hagas falta, puedo seguir adelante. Igual puedo disfrutar de una mañana de sol, mi plato preferido sigue siendo apetecible (aunque como menos), no dejo de estudiar, mi vocación sigue en pie y mis amigos me siguen atrayendo. Es verdad que algo me falta, que hay algo de intranquilidad en mi, que te extraño, pero sigo, sigo y sigo. Me entristece, pero no me deprimo. Puedo continuar haciéndome cargo de mi mismo, pese a tu ausencia. Te amo, sabes que no te miento, pero esto no implica que no sea capaz de sobrevivir sin ti. He aprendido que el desapego es independencia y esa es mi propuesta… No más actitudes posesivas y dominantes… Sin faltar a nuestros principios, amémonos en libertad y sin miedo a ser lo que somos…
Por qué nos ofendemos si el otro no se angustia con nuestra ausencia?
Por qué nos desconcierta tanto que nuestra pareja no sienta celos?
Realmente estamos preparados para una relación no dependiente?
Alguna vez lo has intentado?
Estas dispuesto a correr el riesgo de no dominar, no poseer y aprender a perder?
Alguna vez te has propuesto seriamente enfrentar tus miedos y emprender la aventura de amar sin apegos, no como algo teórico sino de hecho?
Si es así, habrás descubierto que no existe ninguna contradicción evidente entre ser dueño o dueña de tu propia vida y amar a la persona que esta a tu lado, verdad?
No hay incompatibilidad entre amar y amarse a uno mismo.
Por el contrario, cuando ambas formas de afecto se disocian y desequilibran, aparece la enfermedad mental. Si la unión afectiva es saludable, la conciencia personal se expande y se multiplica en el acto de amar. Es decir, trasciende sin desaparecer...
Walter Risso - Amar o depender
Esta bueno este post me gusto mucho y saque algunas ideas de ahí.. esta bueno este blog
ResponderEliminargracias...
ResponderEliminarExcelente..Bendiciones
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