Cuando alguien te dice "Que Dios te bendiga", no sólo te está deseando lo mejor para ti,
sino también está actuando a favor tuyo. Pues cuando bendices a alguien
también atraes el favor de Dios hacia ti.
El efecto de la bendición es multiplicador, ya que es dado por Dios a sus hijos.
¡BENDICIONES! La bendición invoca el apoyo activo de Dios para el bienestar de la persona,
habla del agradecimiento, implica salud, provisión y felicidad en la persona que recibe buenos deseos de nuestra parte.
La bendición comienza en el hogar, en las relaciones de padres e
hijos.
Los niños que reciben el regalo de la bendición de parte de sus padres,
tienen un buen comienzo espiritual y emocional en la vida.
Reciben un firme fundamento de amor y aceptación.
Este principio también se aplica a la íntima relación de pareja.
Las amistades se profundizan y fortalecen, la hermandad de la Iglesia se incrementa,
trayendo compañerismo, sanidad y esperanza a muchos que nunca han recibido una palabra de bendición.
El poder de la vida y la muerte está en la Palabra.
Al bendecir se otorga vida, no sólo al que recibe la bendición,
sino también al que la da.
Por eso, hoy te bendigo, mi bendición va para ti, porque al bendecirte de todo corazón,
me bendigo a mí misma.
Reparte bendiciones donde vayas, no sólo de palabras, sino de hechos.
Ellas volverán a ti, cuando menos lo esperes.
En general, la persona que vive en la presencia de Dios, amándole y obedeciéndole,
goza de la bendición divina siempre.
"Dios te llene de bendiciones"
sino también está actuando a favor tuyo. Pues cuando bendices a alguien
también atraes el favor de Dios hacia ti.
El efecto de la bendición es multiplicador, ya que es dado por Dios a sus hijos.
¡BENDICIONES! La bendición invoca el apoyo activo de Dios para el bienestar de la persona,
habla del agradecimiento, implica salud, provisión y felicidad en la persona que recibe buenos deseos de nuestra parte.
La bendición comienza en el hogar, en las relaciones de padres e
hijos.
Los niños que reciben el regalo de la bendición de parte de sus padres,
tienen un buen comienzo espiritual y emocional en la vida.
Reciben un firme fundamento de amor y aceptación.
Este principio también se aplica a la íntima relación de pareja.
Las amistades se profundizan y fortalecen, la hermandad de la Iglesia se incrementa,
trayendo compañerismo, sanidad y esperanza a muchos que nunca han recibido una palabra de bendición.
El poder de la vida y la muerte está en la Palabra.
Al bendecir se otorga vida, no sólo al que recibe la bendición,
sino también al que la da.
Por eso, hoy te bendigo, mi bendición va para ti, porque al bendecirte de todo corazón,
me bendigo a mí misma.
Reparte bendiciones donde vayas, no sólo de palabras, sino de hechos.
Ellas volverán a ti, cuando menos lo esperes.
En general, la persona que vive en la presencia de Dios, amándole y obedeciéndole,
goza de la bendición divina siempre.
"Dios te llene de bendiciones"
Assaya e Yssuin
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