Daniel Jiménez • 26/5/10 • En la Categoría Vida sana
Actualmente vivimos rodeados de sustancias químicas tóxicas. Nos llegan a través de la comida, el agua, los productos de la limpieza, pesticidas, cosméticos, etc. A menudo, son la causa de importantes enfermedades, como la alergia, el asma, la diabetes o incluso el cáncer. Pero existen alternativas para llevar una vida más saludable. Muchas de estas alternativas están presentes en “Anti-Tóxico, Vive una vida más sana”. Editado por Espasa, es el último libro de Carlos de Prada, conocido periodista y escritor, cuya destacada labor en defensa del medio ambiente le ha valido importantes reconocimientos, como el Premio Global 500 de las Naciones Unidas, el Premio Nacional de Medio Ambiente o el Premio Internacional Vida Sana, entre otros. En esta entrevista, de Prada nos habla sobre esta interesante obra, que ya se puede adquirir en las librerías.
Noticias Positivas: En este libro muestra por dónde ha transcurrido su trabajo en los últimos años, centrado en la denuncia de la presencia de la contaminación química en prácticamente todos los espacios de la vida cotidiana, y en la promoción de otras formas de vida más saludables. ¿Pero hasta dónde llega actualmente la gravedad del problema de la contaminación química?
Carlos de Prada: Pocos problemas de salud y ecología hay más importantes que este. Hace algunos años, en el Llamamiento de París, varios premios Nobel y otros muchos importantes científicos de todo el mundo suscribieron una declaración en la que afirmaban que una de las mayores amenazas para la salud en el mundo es la contaminación química. Luego ha habido otras declaraciones, como la Declaración de Praga sobre alteradores endocrinos, en la que se alerta de las sustancias químicas que perturban el sistema hormonal, problema que está asociado a muchas patologías.
Miles de estudios científicos demuestran que la exposición, a veces a niveles muy bajos, a una serie de sustancias contaminantes está asociada al incremento de determinados problemas de salud, que van desde las alergias al asma, pasando por las enfermedades autoinmunes o diversos tipos de cáncer. La obesidad, la diabetes o la infertilidad también están asociadas con la exposición a este tipo de sustancias.
El hombre ha producido en los últimos cincuenta años más de cien mil sustancias químicas sintéticas, que además, combinadas entre sí, han dado lugar a cientos de miles de sustancias químicas que no había en la naturaleza. Como en el cuerpo humano todo funciona por el equilibrio muy fino y delicado de sustancias químicas, la presencia de estas sustancias, capaces de alterar dicho equilibrio, puede producir efectos muy notables.
N+: Si este es un problema tan grave, ¿por qué se habla tan poco del mismo en los medios de comunicación convencionales y en los debates políticos?
C.P: En general, la presencia mediática de muchos temas de actualidad suele ser inversamente proporcional a su importancia. Cuanto más frívolo y más patético es el tema, más presencia tiene. No hay nada más que ver la prensa rosa, el fútbol o los politiqueos más baratos. Al margen de eso, no hay que olvidar que hay intereses económicos comprometidos con esto. La industria química, prima hermana de la petrolera, de la petroquímica, está en todos los ámbitos de la vida. Desde las pinturas a los plásticos, pasando por los pesticidas o los fármacos.
Por todo ello, las resistencias existentes para que se aplique lo que la ciencia sabe son enormes. Se tarda décadas, incluso a pesar de existir evidencias muy fehacientes del daño producido por cualquier sustancia, hasta que se toman una serie de medidas. Así ha sucedido en casos como los del amianto o por ejemplo con el plomo, hasta que se quitó de las gasolinas, pese a que se sabía de sus efectos negativos sobre las personas.
N+: “Anti-Tóxico” está escrito desde un enfoque positivo, ofreciendo alternativas saludables en multitud de ámbitos de la vida cotidiana. El libro presta mucha atención al entorno más próximo de las personas, a los artículos de todo tipo que entran en el hogar. En este sentido, ¿dónde hay que prestar más atención?
C.P: Existe la idea de que la contaminación es algo que tiene que ver con algunos trabajadores de algunas industrias, como la industria pesada o las industrias químicas, o con gente que vive en un entorno contaminado, como la bahía de Algeciras, Huelva o Tarragona. Lo que mucha gente no sabe es que una buena parte de las sustancias contaminantes no es que sean emitidas a la atmósfera desde las chimeneas de una fábrica o vertidas a través de un colector a un río, sino que forman parte de objetos usados cotidianamente en las casas.
Hay sustancias tóxicas que están en los cosméticos, en los jabones, en los champús, en las pinturas que se emplean en una casa. Pueden estar en un ambientador, en un perfume, en los retardantes de llama que se utilizan para que un sofá no arda fácilmente. Pueden estar en cosas a las cuales estamos expuestos diariamente. Esa es la razón por la cual muchos de estos contaminantes aparecen en la sangre y en los tejidos de la mayor parte de los occidentales. Lo que procuro en este libro es llamar la atención sobre las exposiciones inadvertidas a las sustancias químicas tóxicas para poner sobre aviso a la gente, y darles alternativas, porque hay alternativas.
N+: Por ejemplo, en esta obra se habla de alternativas en campos como la alimentación, los electrodomésticos, los perfumes o artículos para la limpieza y la higiene.
C.P: Es un libro escrito como una especie de manual, como una guía muy sencilla. En la que se habla, por ejemplo, de los productos de limpieza convencional, que pueden contener sustancias muy conflictivas. También se habla de la existencia de otros productos de la limpieza, que se pueden comprar en ecotiendas, o incluso es posible hacerlos con cosas existentes en casa, empleando sustancias como el vinagre, el bicarbonato sódico o el bórax. Se puede limpiar perfectamente una casa sin utilizar estos productos comercializados de forma más amplia, que pueden dar en algún caso problemas. Por ejemplo, los trabajadores de la limpieza tienen índices de asma muy superiores a la media.
También hay cosméticos naturales, que no contienen una serie de sustancias que pueden producir algunos problemas de salud. Además, hay pinturas ecológicas, basadas en aceites vegetales.
Por otro lado, la alimentación es muy importante. Una parte de los tóxicos, como los contaminantes orgánicos persistentes, nos pueden llegar a través de los alimentos. Estos compuestos han aparecido ligados, según miles de estudios científicos, a los más diversos problemas de salud, incluyendo el cáncer. Con una alimentación biológica, que no tiene pesticidas, por ejemplo, estás de alguna manera evitando la llegada a tu cuerpo de algunos tóxicos. Tóxicos que en el caso de las mujeres pueden acabar en la leche materna, pasando así a los hijos. O cuando tienen los hijos en formación dentro de ellas, se pueden generar algunas alteraciones, que luego a lo mejor se manifestarán en el estado adulto, y nadie lo relacionará con esa exposición cuando era un embrión.
Lo que trato de hacer en el libro es mostrar que hay alternativas. Porque la gente en general ni siquiera quiere saber de estas cosas. Mucha gente tiene una tendencia a la hipocondría, se asusta de las cosas y entonces dice que no quiere saberlas. Se creen que con la táctica del avestruz va a conjurar los problemas, cuando, por mucho que no quieran verlas, esas sustancias siguen estando ahí.
Lo que propongo en el libro son unas sencillas medidas de higiene, igual que las que se adoptan para eliminar los microorganismos. A veces de forma exagerada, porque hay mucho histerismo en eso. Yo propongo medidas de higiene enfocadas hacia otros agentes patógenos, causantes de enfermedades, que son las sustancias tóxicas. Se puede realmente hacer muchísimo de una manera muy sencilla.
N+: Pensemos en una persona que desconocía todos estos asuntos y lee este libro y se plantea que quiere llevar una vida más saludable. ¿Por dónde debe empezar a introducir cambios para vivir de forma más sana?
C.P: A priori, a una persona le puede parecer muy complejo. Saber que hay cien mil sustancias químicas sintéticas, que miles de ellas pueden ser tóxicas y que están en todas las cosas que nos rodean puede crear una sensación de desbordamiento. En el libro muestro que lo que hay que hacer es establecer un orden de prioridades. A lo mejor no se puede evitar todos los tóxicos, pero sí una buena parte de ellos. Para ello hay que adoptar una serie de medidas, de pasos muy simples, que te pueden llevar a reducir considerablemente esa carga de tóxicos, y por tanto a reducir el riesgo de padecer una serie de problemas de salud.
Lo importante es establecer un orden de prioridades. Es la máxima de Maquiavelo, de “divide y vencerás”. En lugar de abrumarse, hay que seleccionar una serie de cosas. Por ejemplo, la alimentación, o las pinturas de la casa, o productos de la limpieza, o los cosméticos. Simplemente con actuar sobre los cosméticos o los productos de aseo personal, ya estás reduciendo considerablemente la llegada a tu organismo de una serie de compuestos, por ejemplos ftalatos o almizcles sintéticos.
N+: Usted también se ha caracterizado por denunciar muchas de las enfermedades que están directamente relacionadas con la contaminación química. En este sentido, es un abanderado de la causa de un colectivo especialmente vulnerable, como es el de los afectados por la sensibilidad química múltiple.
C.P: Este libro podría ser perfectamente una guía para personas con sensibilidad química múltiple, aunque no sólo, porque va enfocado a la población en general. Pero así como la población en general se puede someter a la exposición a estas sustancias y creer que no les pasa nada, (aunque después sí les pueda pasar), en el caso de las personas con sensibilidad química múltiple no lo deben obviar, porque no pueden exponerse a estas sustancias, que les producen inmediatamente una reacción. De hecho, algunos de los datos del libro proceden de fuentes que tienen que ver con estas personas, que debido a su enfermedad se han cuidado mucho de buscar alternativas. Son productos que no les provocan reacción, precisamente porque no contienen esas sustancias tóxicas, que no solamente causan reacción a los afectados de sensibilidad química múltiple, sino que además determinados estudios ligan a otras enfermedades.
N+: ¿Qué tipo de reconocimiento tienen en España las enfermedades ambientales, como esta de la sensibilidad química múltiple, por parte de las administraciones públicas?
C.P: En España, lamentablemente la sensibilidad química múltiple no está reconocida, como sí lo está en Alemania o en Japón. Las enfermedades ambientales no tienden a estar bien tratadas o reconocidas, lo cual sucede de dos maneras. Algunas, como en el caso de la sensibilidad química en España, no están reconocidas. Ahora hay un proceso abierto sobre esta cuestión en el Ministerio de Sanidad; vamos a ver en qué queda. Luego hay enfermedades que sí están reconocidas como enfermedades, como el cáncer o el asma. Un porcentaje muy importante de las mismas pudiera tener que ver con la exposición a sustancias químicas tóxicas, pero no es habitual que se reconozca ese origen, porque esto puede suponer que a lo mejor hubiera que pagar una indemnización.
España es uno de los países, en cuanto a enfermedades laborales que muchas veces tienen que ver con la exposición a sustancias químicas tóxicas, donde menos se reconocen estas enfermedades y más se maltrata a los trabajadores que las padecen.
N+: Para terminar, dejemos un mensaje positivo. Otro mundo sin tóxicos es posible si…
C.P: Perfectamente sería posible un mundo sin tóxicos. Realmente, muchas de estas sustancias químicas tóxicas son directamente prescindibles. Se creó una falsa necesidad por parte de unas empresas que tenían unos productos que querían vender. Hicieron unas campañas de marketing maravillosas para venderlos, y la gente, en una sociedad movida por las prisas y por la falta de reflexión, se ha dedicado a comprar esas cosas como si fueran las únicas posibles. Pero realmente hay alternativas. Desde el principio las había. Había por ejemplo otros productos de la limpieza antes de que se usaran estos que ahora se venden, y todo el mundo limpiaba las casas perfectamente.
Además había ya, antes de que se comercializaran los pesticidas, métodos de lucha biológica que estaban dando mucho más resultado. También existían perfumes naturales, pero se hicieron sintéticos. Realmente, alternativas ha habido siempre, puesto que con mucha frecuencia, lo que se ha hecho es crear falsas necesidades para dar salida a unos productos sintéticos. Porque lo sintético, a diferencia de lo natural, es sintetizado por alguien, que lo patenta y lo vende, mientras que lo natural es otra cosa.
En muchos casos, sería perfectamente posible un mundo sin la mayor parte de estas sustancias químicas tóxicas. Es más, la pregunta no es si sería posible un mundo sin estas sustancias sintéticas, sino si el mundo va a ser posible, tal y como lo conocemos, con ellas, puesto que esto no sólo afecta a las personas, sino que también está alterando a los ecosistemas. La pregunta es si un mundo en condiciones va a ser posible si seguimos creando y poniendo en el mercado sustancias sin haber sido anteriormente testadas debidamente para comprobar sus efectos sobre la salud de las personas. Yo creo que es posible un mundo donde no se antepongan los intereses mercantiles a otro tipo de consideraciones. Lo que no sé si va a ser posible es este mundo al revés en el que vivimos.
DATOS DE CONTACTO:
Dirección: www.fondosaludambiental.org
Correo electrónico: fondosaludambiental@gmail.com
Imagen: Portada del libro. Cortesía de Carlos de Prada.
0 comentarios:
Publicar un comentario