Venimos anunciando ya varios meses que el Dr. Alonso Puig a pesar de ser un cirujano en toda regla es más cuántico que alguno de nosotros. Leer, leer y escuchar lo que dice… “Hace aproximadamente dos semanas me ocurrió un hecho que en si no es nada extraordinario, pero que para mi si tuvo un valor excepcional. En mi vida llena de rutinas aprendidas, impuestas y aceptadas (como no, de lo contrario no las realizaría) descubro algo. Mi “atención” en medio del marasmo de información que se gestiona en mi empresa se centra en un artículo, de un diario. Un médico habla sobre zonas de confort y de lo seguras que nos sentimos las personas en esa zona conocida. El miedo a lo desconocido nos mete en zonas de confort que incluso en ocasiones son auténticos infiernos. Aquel día, después de leer someramente la prensa nacional y local (por exigencias del puesto, no como argucia procastrinadora) me quedé con la sensación de querer leer el artículo completo de ese médico que hablaba de esas zonas de confort. Cuando llegué a casa, después de comer me lanzo a mi búsqueda para terminar de satisfacer mi curiosidad. Busco de nuevo el artículo, lo encuentro, lo leo y mi cerebro empieza a hacer relaciones. Una especie de monólogo interior me sorprende pensando ¡Fantástico! ¿Quién será este tio (con todos mis respetos por lo de tio) que tan preocupado parece? Busco su página web (Mario Alonso Puig) y la encuentro. Ahora es su sonrisa la que recibe, pero más arriba de ella sus ojos también lo hacen (Por momentos me recuerda un cuadro de Leonardo da Vinci, casi me pierdo en ese pensamiento cuando el dedo índice de mi mano derecha pulsa un botón (Ver galería) y me sorprendo buscándole más rostros a este tio (perdón de nuevo, en mis diálogos interiores el señor y señora se reducen a tio y tia) y descubro otra vez que cuando sus labios sonrien, también lo hacen sus ojos. Probablemente a nivel incosciente asocio esa manera de sonreir a sinceridad, con lo cual, más curiosa me siento. Quiero saber más sobre lo que hay detrás de esa sonrisa y detrás de los argumentos que se enumeran en el artículo de prensa que leí. Descubro otro enlace que me lleva a un progrma de la TV3 Catalana llamado “Singulars” (Franco Batiatto en la cabecera del programa me lleva a ciertos recuerdos de mi juventud, sonrio momentáneamente con cierta nostalgia). Empieza el programa y se sucede un bla, bla, bla, unas veces en catalán otras en castellano, en fin… no pasó ninguna mosca y no me distraje, por suerte, y así llega la parte en que algo de nuevo capta mi atención inconsciente “Lo primero que me gustaría decir es lo siguiente; yo no creo que una persona pueda sacar a otra persona de una situación tan compleja, lo que si que creo es que puede ayudarla a que esa persona salga”… Mario Alongo Puig. Es entonces que los próximos 42 minutos de mi vida transcurren con la nariz pegada a la pantalla de mi ordenador y me descubro, cada vez más, presa de mi fascinación por lo que oigo, por lo que veo, y no se si es mi curiosidad o lo que sea, lo que me lleva a pensar que lo que veo me encanta… Hoy apenas nadie cree ya en la magia. Todo tiene un matiz de posible o imposible por mera ecuación probabilística. Nuestra vida son ecuaciones matemáticas en las que los sucesos ocurren por sí solos y nuestra función vital casi consiste solo en ser capaces de gestionarlos. Si nos ocurre algo, digamos que poco gratificante, pues ¡Hala! ¡Ahí lo llevas! ¡Te tragas el sapo o la culebra, digiérelo y a otra cosa mariposa!. Que entre tanto pillas una úlcera, pues fácil, vas al médico, te receta un protector gástrico y ¡hala de nuevo!… ¡A casita con tu amigo antiácido en el bolsillo! ¿Qué más quieres? ¿No sé de qué te quejas? ¡Siempre hay una solución para todo! No me extraña que nadie crea ya en la magia. Porque magia sería que el sapo o la culebra (sucesos que no nos gustan) no hubiera sucedido, magia sería que fueramos capaces de digerir dichos sucesos fácilmente, magia sería que no nos doliera el estómago o a veces el alma. De pronto me acuerdo de dos personas a las que aprecio y, si bien olvido momentáneamente qué puedo hacer para ayudarme a mi misma, decido hacerlas partícipes de este vídeo donde es un médico quien dice que en nuestro comportamiento hay algo mágico. (…”Necesitamos recuperar la capacidad de sorpresa y asombro de un niño, para introducirnos en lo que Einstein llamaba “la belleza del misterio”. Mario Alonso Puig. Reinventarse. Tu segunda oportunidad). Creo que presa de mi emoción les generé una expectativa que no se vió satisfecha después y al final no conseguí que creyeran en la magia. Pero yo me resisto a creer que la magia no existe, y que la magia es solo ilusionismo o cosa de santeros. La magia existe porque hay cosas que no vemos pero que están sucediendo y descubrirlas es la aventura del truco, es reconocer lugares nuevos, emociones que nos hacen más libres, estados de ánimo más positivos y colores que están en nuestra paleta esperando a ser mezclados para ofrecernos una imagen más de nuestra variada realidad consciente e inconsciente. He dicho. Si alguna persona ha sobrevivido a este ladrillo, mi enhorabuena, su capacidad de aguante le llevará lejos en la vida y su curiosidad más. A quienes no hayan terminado de leer esta entrada, supongo que también tendré que felicitarlas porque algo, que juzgan más interesante que mis palabras, ha sucedido en sus vidas. Saludos. Buena semana. ¡Ójala pueda reinventarme un poco! Si alguien quiere hacerlo también, le recomiendo que lea este libro, el entusiasmo tendrán que ponerlo ustedes, el mio ya está dirigido hacia una tarea muy mágica. INCLUIMOS EL ENLACE DE LA ENTREVISTA DE BUENAFUENTE AL DR. MARIO ALONSO PUIG, ALTAMENTE RECOMENDABLE EN TU NUEVO EMPEÑO POR REINVENTARTE. FUENTE: http://magia0001.blogspot.com/2010/06/reinventarse-tu-segunda-oportunidad.html |
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