domingo, julio 11, 2010

Escuche el Mensaje que Afluye desde su Interior



Conciencia


Por Julio Andrés Pagano

No se trata de una cuestión de edad. La sabiduría del hombre nuevo consiste en dejar que su espíritu vuele libremente, para cumplir con
su misión de vida.

La Tierra sangra. Se agita. Se retuerce de dolor. La oscuridad marcha a paso firme, pisoteando flores, marchitando esperanzas, sembrando
temor e incertidumbre. El escenario mundial se muestra como un cuadro sombrío, dominado por la ambición, la inseguridad, el desequilibrio
y la incoherencia. Hay olor a derrumbe. Hay olor a muerte. El hombre viejo está sucumbiendo. Lo sabe y se resiste. Su programación mental
le impide aceptar que le llegó su hora. Soplan vientos de cambio. Se aviva la llama del espíritu. Un nuevo hombre es llamado al escenario
de la vida.

Hay que armarse de coraje para leer los diarios y ver los noticieros. La negatividad es el signo que manifiesta cada título: robos, asaltos, crímenes, bombas, guerras, conflictos, peleas, abusos, accidentes… Intoxica el espíritu tanta densidad compactada. La calle confirma las noticias. No hay baldosa que no esté salpicada con manchas de violencia, bronca o descontento. El aire está viciado por vibraciones rastreras. ¿Existen alternativas de cambio?

Aunque todo pareciera indicar que no, la buena noticia es que detrás de este tétrico escenario se está gestando una nueva función. La
obra se llama “Hombre nuevo”. Falta poco, muy poco, para que esta nueva puesta en escena irrumpa. Por medios no tradicionales se va
haciendo el anuncio de que se necesitan actores para que la función cobre vida. Escuchar el llamado requiere de un corazón sensible y un
espíritu libre de condicionamientos sociales, que no tema al “qué dirán”.

A través de los sueños, las intuiciones y las emociones más puras, el anuncio golpea a cada instante las puertas del alma. La mente sube
el volumen, potencia la confusión, y con la ayuda del ego y la razón refuerza las paredes de la indiferencia, para que el mensaje no llegue
a destino y naufrague en el olvido. Tarde o temprano, el muro caerá y el hombre despertará a una nueva realidad; porque el mensaje lleva la
fuerza del agua, que todo lo erosiona.

¿Y por qué tanto caos? El caos es lo que da lugar a que la transformación ocurra. Cuanto más caos, señal de una transformación más profunda y visceral. Viejos esquemas se están resquebrajando. Los modelos autoritarios y represivos dan claras evidencias de agotamiento, por carecer de valores humanos. Las bases
que cimentaron una economía deshumanizada y despiadada cruje. La vieja mentalidad que alimentó a un multitudinario ejército de
corporaciones inescrupulosas está siendo acorralada por los consumidores inteligentes que, con sus decisiones de compra, castigan
la irresponsabilidad y se muestran a favor del medio ambiente.

Esta vez el cambio no vendrá de afuera, sino de adentro. Desde el mismo centro de su ser. En la medida en que cada uno se transforme, en
la medida en que cada uno se adueñe de su destino, de su derecho a “ser humano”, estaremos cada vez más cerca de vivenciar la obra.
Esta vez no como simples espectadores, sino como partícipes necesarios, que harán brillar -con maestría- sus dones y talentos al
servicio de un mundo sin fronteras, que se unificará bajo la bandera del amor. No se trata de una obra para ver, sino para protagonizar.
Una obra para sentir y para vibrar.

Co-crear una realidad distinta, más humana y armónica, es tarea de todos. Es algo indelegable y también impostergable. La multitud como
tal no existe, sino que se compone de la suma de personas. Por eso quiero recordarle que su transformación vale, y mucho, porque suma.
Todo suma. Incluso los pensamientos, porque crean realidades.

De nada sirve protestar por el entorno adverso en que estamos sumidos, si no hacemos absolutamente nada para tratar de revertirlo.
Con nuestras actitudes pasivas, que se apoyan sobre los bastones de la apatía y la indiferencia, también somos cómplices de estos tiempos
violentos que presagian un futuro apocalíptico.

Si usted es de los que cree que el llamado no existe, cierre los ojos, relájese, lleve sus manos al centro de su pecho y pregúntele a
su alma si tiene algún mensaje para darle. Si pese a todo no escucha nada, no se preocupe. Ella sabe que nunca fue bueno a la hora de
escuchar, así que le traerá la respuesta de mil maneras distintas.
Apelará a la magia de la sincronicidad y dibujará la respuesta en las letras de las canciones, las palabras de un desconocido o en el
canto de los pájaros. Preste atención. Esté atento, el mensaje llegará.

Sabía que tal vez usted querría un adelanto sobre el contenido de la obra, por eso le pedí ayuda a mi ángel de la guarda, quien
sonriendo me dijo: “la obra mostrará el resurgir del hombre como ser multidimensional, en perfecta sincronía con su cuerpo, mente y
espíritu. Conectado con la existencia. Construyendo un nuevo espacio. Dando impulso a una nueva visión que estará gobernada por la
alegría y el sentir, por el poder de lo simple. Habrá unidad, respeto y cooperación. La palabra dada recobrará su valor y
renacerá la confianza. Las injusticias no tendrán cabida porque el hombre reconocerá que somos parte de una misma energía, por lo tanto
será consciente de que lo que le hace a otro se lo está haciendo a sí mismo. Deciles que en el texto de la obra, palabras como fluir,
meditar, elevar, disfrutar, empatía, sinergia y contemplar serán una constante. Deciles que los espero, que es hora de reencontrarnos”.

Nunca se sabe. Quizá cuando el telón se levante más de uno se sorprenda cuando una voz en off agradezca, entre otros, a los maestros
del caos, del desentendimiento, de la indiferencia, de la confusión y del dolor, porque hicieron posible que la alquimia acontezca, al
servir de fondo para marcar el contraste necesario que impulsó el cambio.

Ahora haga una pausa. Mire su reloj. Observe cómo corre el segundero. Sepa que al igual que la palabra pronunciada y la flecha
disparada, las oportunidades desperdiciadas no retornan jamás. Se van al mismo sitio en donde se oculta el tiempo perdido.

Tíldeme de loco si quiere, no me importa. Sólo soy un simple mensajero. Nuestro contrato álmico decía que en caso de que lo
olvidara se lo volviese a recordar: “su misión de vida es anclar en la dimensión física lo más puro de su ser”. Despierte, hombre
nuevo, ya es tiempo de subir al escenario.

J.A. Pagano

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Sanando las emociones, sanamos el cuerpo. Mi tarea como Terapeuta Holístico es, mediante la observación previamente entrenada y por medio de una consulta, el descubrir y solucionar los conflictos y problemas que afectan al paciente, y llevarlos a un estado de armonía, equilibrio y salud. Es necesario tener en cuenta a la persona también con su entorno de vida, pues muchas enfermedades tienen los mismos síntomas, pero en cada persona puede haber de fondo otras causas. El escuchar atentamente cuando el paciente describe sus síntomas y la historia de su enfermedad es para mi lo más importante. As! se manifiestan claramente las circunstancias de la enfermedad que con frecuencia es el paciente mismo el que las establece y expresa. Al finalizar la prueba de diagnóstico establezco junto con el paciente el plan de terapia a utilizar. Por lo tanto con las técnicas holísticas se ayuda a sanar Cuerpo, Mente y Éter, considerando al ser humano como un individuo integral y no como un paciente, un enfermo o un numero de expediente más. De esta manera logramos evolucionar al ser hacia su verdad interna, el encuentro con nuestro verdadero ser.